Cualquier buen restaurante en Santander sabe que existen ciertos clásicos de la gastronomía cántabra que son imprescindibles en la carta. La excelencia de la tradición culinaria de Cantabria justificaría una lista larguísima, pero aquí vamos a señalar 5 imprescindibles. Son los 5 sabores que todo santanderino reconoce como parte de su vida.
Los 5 platos que no pueden faltar
Cuando vamos a un restaurante en Santander, buscamos estas maravillas:
– El cocido montañés. Sin duda, el plato más emblemático de la tradición gastronómica cántabra. Este contundente plato de alubias blancas, berza y sustancioso compango ha calentado los estómagos de todos los cántabros en invierno. Una sensación reconfortante e inolvidable.
– La carne cántabra con salsa de queso. Concretamente, la carne de ternera tudanca, la raza vacuna que forma parte fundamental tanto del paisaje cántabro tanto como de su gastronomía. El solomillo de tudanca es una exquisitez por sí mismo, pero una salsa de queso de Tresviso, cuyo sabor picante e intenso realza la melosidad de la carne, lo lleva a otro nivel.
– Las sardinas a la santanderina. El pescado azul menudo es seña de identidad de Cantabria. Las anchoas de Santoña dan buena fe de ello, pero en la capital también hay una preparación propia: las sardinas a la santanderina. Crujientes en su costra de pan y tiernas por debajo, estas sardinas sirven tanto como aperitivo para abrir boca como de primer plato.
– Las rabas. El arte del frito perfecto alcanza en Cantabria su máxima expresión en las rabas. Estos aros de calamar deben quedar crujientes y ligeros y los santanderinos buscan los mejores para acompañar el vermú del domingo.
– La quesada pasiega. Para cerrar la lista, un postre. La quesada pasiega es la mejor expresión de los magníficos lácteos cántabros y una lección de sencillez. Este dulce tradicional consigue lo máximo con lo mínimo. Pero esa sencillez también significa complejidad.